“Iban conversando sobre todo lo que había acontecido. Sucedió que, mientras hablaban y discutían, Jesús mismo se acercó y comenzó a caminar con ellos; pero no lo reconocieron, pues sus ojos estaban velados.
—¿Qué vienen discutiendo por el camino? —les preguntó.
Se detuvieron, cabizbajos; y uno de ellos, llamado Cleofas, le dijo:
—¿Eres tú el único peregrino en Jerusalén que no se ha enterado de todo lo que ha pasado recientemente?
—¿Qué es lo que ha pasado? —les preguntó.
—Lo de Jesús de Nazaret. Era un profeta, poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo. Los jefes de los sacerdotes y nuestros gobernantes lo entregaron para ser condenado a muerte, y lo crucificaron; pero nosotros abrigábamos la esperanza de que era él quien redimiría a Israel. Es más, ya hace tres días que sucedió todo esto. También algunas mujeres de nuestro grupo nos dejaron asombrados. Esta mañana, muy temprano, fueron al sepulcro pero no hallaron su cuerpo. Cuando volvieron, nos contaron que se les habían aparecido unos ángeles quienes les dijeron que él está vivo. Algunos de nuestros compañeros fueron después al sepulcro y lo encontraron tal como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron.
—¡Qué torpes son ustedes —les dijo—, y qué tardos de corazón para creer todo lo que han dicho los profetas! ¿Acaso no tenía que sufrir el Cristo estas cosas antes de entrar en su gloria?
Entonces, comenzando por Moisés y por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras. Al acercarse al pueblo adonde se dirigían, Jesús hizo como que iba más lejos. Pero ellos insistieron:
—Quédate con nosotros, que está atardeciendo; ya es casi de noche.
Así que entró para quedarse con ellos. Luego, estando con ellos a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció.“
Lucas 24:14-31
Lucas relata que dos discípulos salieron de la ciudad de Jerusalén y seguian para la aldea de Emaús. Salieron de Jerusalén, la ciudad de la Paz, o sea abndonaran el local donde permanece la paz; y se dirigieron para la aldea de Emaús, que quiere decir “lugar de consejo”. Havian perdido la paz e quien pierde la paz deve hacer exactamente eso: buscar consejo. Los discípulos emprendieron esa caminada no solos pero apoyando uno al otro como el propio Jesús aconsejava que sus discípulos fueran: “para enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde él pensaba ir.” Lucas 10:1. Ellos estavan caminando y hablando de todo lo que habia sucedido, y haciendo muchas preguntas.
Em ese momento durante esa jornada quando la tristeza, las dudas y tentaciones surgieron el propio Jesús se apresentó a ellos. Pero ellos estaban tan concentrados em sus propios problemas que no reconocieron a Jesús pues “sus ojos estaban velados.” Lucas 24:16b. Había les huido el entendimiento estaban como que ciegos pues creian que la luz del mundo les habia sido robada. Se olvidaron de la promesa de Jesús: “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” Juan 8:12. Entre tanto la promesa de Jesús era también que Él estaria con sus discípulos quando ellos estuviesen reunidos en su nombre: “Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” Mateo 18:20. Entonces Jesús les pregunta que palabras eran esas que ellos, al caminhar, estaban diciendo y porque ellos estaban tristes. Entonces ellos expusieron que esperaban que Jesús fuese aquel que redimiese a Israel del juzgo Romano. Ellos limitaron la obra de Dios y su plano para el pueblo de Israel y para todo aquel que em él cre. Miraron por los ojos de la racionalidad humana y del momento em que vivian creyendo que el reinado de cristo seria deste mundo y el vendria para libertar Israel de un juzgo deste mundo: el juzgo romano. Entretanto Dios tenia un plano de redención mucho mayor. Libertar aquele que crê del juzgo de la lei y del pecado. Pues cristo tomó nuestro lugar de pecador, sendo ele sin pecado, para subjuzgar el salário del pecado que es la muerte y hacernos reinar en vida.
Nosotros que estábamos llenos de pecado, al aceptarlo, fuimos alzados con el para el reino de Dios y libertos del pecado: pues él ya se habia tomado nuestro lugar em la cruz y roto el aguijón del pecado: la muerte y la victória que antes seria del infierno.
Entonces viendo la incredulidad de los apóstolos Jesús admoestalos y llamalos de “torpes y tardos de corazón”. Torpes, que quiere decir rudos y tardos em comprención: por no comprenderen que todo lo que los profetas anunciaron habia se cumplido en Cristo. Ellos habian oido los rabinos pregarem a palavra e a haviam estudado exaustivamente. Vieron el verbo que se hizo carne lleno de sabeduria y de verdad. Vieron sus milagres y maravillas: vieron el ciego ver, el sordo oir, el cojo caminar, los muertos resucitaren, los panes y los pescados se multiplicaren. Y se maravillaron com las señales de su autoridad: pues el viento cesaba a su orden y hasta el mar le obedecia y se acalmaba. Porén no creyeron apesar de estudiaren tanto las escrituras. Tardos de corazón porque apesar de estudiaren la palabra, que hubiesen visto su cumplimiento em el próprio verbo que se hizo carne: Jesúcristo, no consiguieron creer em su poder y sus promesas. Entonces el propio Jesús empezó a explicarles las escrituras empezando por Moisés y todos los profetas, e de lo que del estaba escrito.
Y empezó a arderles el corazón entretanto ni mismo asi consiguieron reconocer al maestro. Y quando llegaron a la aldea de Emaús Jesús hizo como quien iba para mas lejos pero ellos insisistieron com él mucho para que quedasse com ellos. Y al se sentaren a la mesa con Jesús, tomó el pan, dió gracias, lo partió y lo dió a ellos. Solamente entonces em el partir del pan reconocieron al maestro. Podemos aprender que solamente Jesus puede nos abrir el entendimiento para creer en él, aquellos que él escojió pues Él mismo dijo:
” No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes” Juan 15:16a. Tambien él mismo nos advirtió para que no seamos incrédulos, pero creyentes al no precisar verlo para creer em él. Entonces llegaron al lugar de consejo, Emaús, al estaren en el final del caminho. Les ardian los corazones y llenos de compasión tubieron oportunidad de lo convidaren para cenar con ellos.
Jesús estava com ellos a la mesa, mesa es un lugar de comunión y victoria: “Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos.” salmo 23:5a. Siendo que mesa es una meseta, que es um terreno llano y elevado, que tiene pastos tiernos y para donde los pastores lleban las ovejas durante el verano en Israel.
Luego Jesús “tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio” y solamente entonces los ojos se les abrieron y lo reconocieron. Solamente al dividir y compartillar de su amor y entrega por nosotros, la Cena del Señor, que nos remite a la cruz y su sublime sacrifício. Que nos trajo la victoria definitiva es que podemos reconocer el buen pastor y su amor. Fué em aquel lugar alto del Gólgota donde Jesús entregó su cuerpo: su carne, el pan que bajó de los cielos por nosotros. Quien recibe a Jesús y lo invita a entrar y cenar com él, y disfruta de la intimidad com él, puede, solamente entonces, reconocerlo y comprenderlo como verdaderamente él es.
“Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos *nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de *paz.” Isaías 9:6
“Ciertamente les aseguro que el que no entra por la puerta al redil de las ovejas, sino que trepa y se mete por otro lado, es un ladrón y un bandido.” Juan 10:1
“Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su *vida por las ovejas.” Juan 10:11
“El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas.” Juan 10:2
“Todos ustedes me abandonarán —les dijo Jesús—, porque está escrito: Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas." Marcos 14:27
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